Con amor es posible: clausuras de ciclo en Instituto José Calasanz

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Maestras, niñ@s, madres y padres de familia, juntos aprendemos a convertir los desafíos en una energía que nos impulsa a llegar más lejos. ¿Qué mantiene nuestros ánimos encendidos?

En marzo, desde el anuncio sobre el plan de contingencia, mantuvimos comunicación constante con las familias para dar seguimiento a los estudios de nuestr@s alumn@s, sin imaginarnos cuál sería la respuesta, o incluso si la habría del todo.

Contra las barreras

Ser maestro del Instituto implica ser abierto a los cambios, es una de las bases fundamentales, como la resiliencia y la empatía. En palabras de Vanessa, maestra de primaria: «La vida de un docente siempre implica estar en constantes cambios de acuerdo al contexto en el que nos encontremos viviendo».

«Ahora estamos viviendo tiempos difíciles donde adaptarse a dichos cambios no es tan sencillo, pero a pesar de ello tomar fuerzas para renovarse y ser una pieza clave para mantener a nuestros niños y familias tranquilos y enseñarles a no perder la fe es el trabajo del día a día en estos tiempos de contingencia».

Con esta conciencia de convertirse en maestras virtuales se sabe que el proceso de aprendizaje no es el mismo que en un aula: un abrazo físico pasó a ser una sonrisa en una pantalla, a procurar más atención a la voz de cada uno de l@s niñ@s en cada videollamada.

Las maestras realizan videollamadas periídicamente para saber cómo están sus alumn@s y sus familias.

Enseñar con el corazón

El acompañamiento de cada niñ@ es principal y así lo expone la maestra Vanessa: «hacerlos sentir que todo estará bien y que hay alguien que los espera cuando todo esto pase».

Las maestras saben lo importante que es tener presente lo que el aislamiento puede hacernos, pero también ver lo que podemos hacer con él, y así lo afirma Vanessa: «me ha enseñado como maestra a valorar a cada personita (…), a extrañar las risas dentro del aula y que educar con amor es el mejor regalo para mis alumnos».

Madres y padres de familia muestran su gratitud por el cuidado de profesores hacia sus hij@s.

Por nuestr@s hij@s

Parte del logro en este cierre de trimestre fue darnos cuenta del apoyo de los padres y madres de familia. Así como lo comenta Zulema León, madre de familia, «el trabajar desde casa con mi niña no ha sido tan sencillo, estarle enseñando y explicando cómo hacer, jugar y ser yo la maestra me hace querer darle un gran aplauso a la maestra por tanta paciencia».

Estar desde casa y ser maestro en casa demuestra una gran capacidad de voluntad y amor, en palabras de Zulema «es algo difícil, mas no imposible, porque por nuestros hijos hacemos todo y más si es por su educación, gracias maestros por dar tanto por nuestros niños».

De frente a los obstáculos

Cierre de ciclo escolar en videollamada, niñ@s y maestr@s comparten risas y juegos.

Elizabeth Zavala, madre de familia, comenta que por la contingencia Covid-19, las clases en línea unieron el aula con el hogar, combinando los roles de maestros y padres. «Tenemos que organizarnos para poder hacer todas las actividades a cumplir (…) estudiar junto con nuestros hijos y no perder la paciencia fácilmente».

La gratitud que demuestran las madres y padres de familia por el trabajo de los maestros es un regalo que se reafirmó en este cierre de ciclo escolar, así como de su experiencia de lo gratificante que es poder ser parte de su formación educativa.

«Muchos padres nos damos cuenta de lo complicado de ser maestros y más que ellos cuidan a un grupo grande de alumnos, es donde nos damos cuenta del valor de ser maestros», comentó Elizabeth.

Maestra Alejandra con todas las medidas de seguridad visitó a sus alumnos en sus hogares para entregarles su diploma de fin de ciclo escolar.

Seguimos conectados

El desafío de educar siempre es un reto. Para combatir la contingencia, la soledad y la desconexión juntos queremos transmitir a l@s alumn@s, familias y maestr@s que todos somos un equipo: el logro de uno es el de todos.

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